AUTOR: CARLOS SÁNCHEZ
EFECTIVIDAD DE LA SUPLEMENTACIÓN CON SAM-E EN ARTRITIS
En muchas ocasiones, aunque un suplemento sea bastante popular o esté ampliamente comercializado, carece de un respaldo suficiente basado en ensayos clínicos que demuestren su efectividad real.
En el ámbito del cuidado óseo y de las articulaciones no son pocas las sustancias que podemos encontrar en el mercado alegando propiedades beneficiosas. Incluso habremos podido escuchar de primera mano el testimonio de alguien que tras probar suplementarse ha experimentado una notable mejoría.
Algunos ejemplos de estas sustancias son el colágeno, el condroitín sulfato, la glucosamina sulfato o incluso los ácidos grasos omega 3, entre otros. En este artículo nos centraremos en la aplicación de s-adenosilmetionina o SAMe a partir de ahora.
DESARROLLO DE LA OSTEOARTRITIS
La artritis es la enfermedad definida por una inflamación crónica de las articulaciones. De entre todas sus variantes, la osteoartritis es la forma más común. Esta aparece fundamentalmente en personas mayores y se caracteriza por una degeneración progresiva del cartílago.
A pesar de que podría pensarse que es un proceso inherente al propio envejecimiento, se considera que es el resultado de diferentes cambios bioquímicos y de la exposición a estrés biomecánico que resulta en un desequilibrio entre la producción y la degradación del cartílago. El resultado final es un empeoramiento de la estructura y la funcionalidad del cartílago articular [1, 2].
Existen dos tipos de osteoartritis [3]:
• Primaria: que puede ser localizada o generalizada.
• Secundaria: derivada de otra enfermedad como podría ser la obesidad, un traumatismo u otros tipos de artritis.
Aunque puede afectar a cualquier articulación, la osteoartritis aparece de forma mayoritaria en las manos y en aquellas localizaciones que soportan el peso corporal como la cadera, las rodillas y los pies.
A pesar de que esta patología influye sobre el hueso, el líquido sinovial y la cápsula articular, la alteración del cartílago articular será la más relevante. En atletas e individuos jóvenes, esta degradación articular se produce por el continuo impacto y la carga soportada, siendo los deportes como el fútbol, el rugby, el hockey o el lacrosse aquellos que suelen provocar un mayor daño por impacto.
Estructura y funcionalidad del cartílago articular
Sin querer entrar demasiado en detalle, podríamos decir que la composición del cartílago articular se basa en un 80% de agua y un 20% restante formado por colágeno y otras proteínas. Todas sus partes desempeñan distintos papeles tanto en la estabilización como en la protección de la propia articulación.
El mecanismo de acción grosso modo es el siguiente: cuando la superficie articular recibe una carga (o fuerza), el fluido se mueve en el cartílago distribuyéndose y repartiendo esa fuerza inicialmente recibida. Una carga lenta permitirá un tiempo suficiente para esa redistribución del líquido a nivel interno y reduciendo la fuerza aplicada sobre la matriz, mientras que si la carga es mayor y más rápida este proceso amortiguador no tiene lugar y el estrés recibido por la matriz será mucho mayor. Lógicamente, a mayor estrés inducido, mayor desgaste.
Imagen 1. Estructura del cartílago articular. Extraída de Amoako et al., 2014 [4].
Desgraciadamente, no existe cura actualmente para este problema, y el tratamiento es exclusivamente paliativo, es decir, simplemente trata de minimizar las molestias asociadas.
El principal inconveniente es que por lo general, los medicamentos prescritos suelen estar vinculados con efectos secundarios a corto o largo plazo, motivo por el cual se buscan alternativas a los mismos. Es en este contexto donde surge el interés por la SAMe.
¿QUÉ ES LA SAME?
La SAMe es un compuesto natural producido en el organismo a partir del aminoácido L-metionina y del ATP (nuestro ya célebre sustrato energético).
La SAMe es utilizada para el tratamiento de la patología articular y para mejorar otras enfermedades tan distintas como afecciones hepáticas e incluso frente a la depresión.
Algunos de los mecanismos potenciales por los cuales podría ser efectiva de cara a combatir los problemas derivados de la osteoartritis son los siguientes [1]:
• Protector frente a la inflamación: en estudios in vitro la SAMe ha mostrado disminuir los niveles de TNFα y modular la expresión de la enzima óxido nítrico sintasa (NOS), resultando en una menor inflamación.
• Señal para la síntesis de proteoglicanos: los proteoglicanos son unas de las estructuras proteicas que forman parte del cartílago.
• Promotor de la síntesis de fosfatidilcolina: mayores cantidades de fosfatidilcolina en las membranas provocan un aumento de la fluidez de las mismas, mejorando la recepción de señales que estimulan la síntesis de proteoglicanos.
• Recuperación del glutatión: El glutatión es uno de los mayores agentes antioxidantes de nuestro organismo, de manera que si aumentan sus niveles disminuye el estrés oxidativo y la inflamación.
• Modulador de la expresión génica: al comportarse como un donante de grupos metilo, podría modificar el patrón de metilación del ADN, haciendo que se expresen genes ligados a la osteoartritis (como por ejemplo genes que codifiquen proteínas estructurales del cartílago).
En vista de lo anterior la suplementación con SAMe parece bastante prometedora pero, ¿qué dicen los estudios?
SAME VS. MEDICAMENTOS
Soeken y colaboradores (2002) llevaron a cabo una revisión de 11 estudios clínicos [5] en la cual se compararon los efectos de la SAMe frente a la principal opción farmacológica utilizada frente a la osteoartritis, los AINES o antiinflamatorios no esteroideos.
En este sentido, se recopilaron estudios que aplicaron dosis diarias de entre 400 y 1200 mg de SAMe y comparaban su efectividad frente a: ibuprofeno, ácido acetilsalicílico (aspirina), naproxeno, peroxicam, sulindac e indometacina.
Los autores destacaron que la SAMe es capaz de producir mejorías en términos de reducción del dolor y mejora de la funcionalidad articular en un grado similar al de los medicamentos estudiados, pero sin producir los efectos secundarios derivados de estos últimos.
Otro estudio realizado posteriormente por Kim y coautores, y en el cual el medicamento utilizado fue la nabumetona (AINE) llegó a la misma conclusión, ya que no observaron diferencias en cuanto a remisión del dolor entre el tratamiento con SAMe o con nabumetona.
Hasta aquí todo perfecto, tenemos una sustancia que minimiza efectos secundarios y que parece tan efectiva como las principales líneas de tratamiento aplicadas tradicionalmente.
SAME VS. PLACEBO
En 2009 se publicó una revisión sistemática en la base de datos Cochrane realizada por Rutjes y colaboradores [6] en la cual se comparaban los efectos de la SAMe frente a placebo. Las dosis utilizadas en los 4 estudios analizados (3 de ellos también presentes en la revisión de Soeken et al., 2002) variaron entre los 600 y los 2400 mg/d.
No se observaron diferencias significativas entre el tratamiento y el placebo, ni en la reducción del dolor ni en la mejora de la función articular. Tampoco la diferencia en cuanto a la manifestación de efectos secundarios fue relevante y, aunque fue ligeramente mayor en los grupos tratados con SAMe, los autores no defienden que exista causalidad.
SAME Y MANTENIMIENTO DE LAS ARTICULACIONES
El panel de expertos de la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) emitió un documento de opinión científica en el año 2010 [7] sobre aquellos alimentos o constituyentes de los mismos que pudiesen alegar efectos beneficiosos sobre el mantenimiento de las articulaciones, el hueso y el músculo.
En el citado documento se concluye que no existe evidencia científica suficiente para justificar la aplicación de un conjunto de sustancias (entre las que se incluye la SAMe) en la prevención de la degeneración articular de individuos sanos.
La EFSA no autoriza la alegación de salud referente al mantenimiento de las articulaciones para la SAMe. Fuente: http://ec.europa.eu/food/safety/labelling_nutrition/claims/register/public/?event=search
Por tanto, a pesar de que la SAMe está bastante extendida como suplemento, es evidente que su uso no cuenta con suficiente respaldo científico. Además, los estudios existentes a día de hoy suelen tener bastantes limitaciones como la falta de grupos control y/o placebo.
Otra limitación importante es que en la mayoría de los casos la determinación del efecto positivo se basa en valoraciones subjetivas que podrían no estar relacionadas con un verdadero efecto a nivel fisiológico.
¿CUÁNDO PODRÍA UTILIZARSE?
A estas alturas quizás hayas podido hacer la siguiente reflexión: si la SAMe es igual de efectiva que los principales medicamentos indicados para tratar esta dolencia, y a su vez no muestra diferencias respecto a la aplicación de un placebo, ¿es el placebo igual de efectivo que esos medicamentos? Podría ser.
El “efecto placebo” podría definirse como el efecto (beneficioso o no) atribuible a la propia expectativa por parte del sujeto de que el tratamiento será efectivo (sugestión).
Las conclusiones emitidas por las revisiones analizadas en este artículo dejan entrever que probablemente, gran parte de la mejoría experimentada por aquellas personas que consumen medicamentos para el tratamiento de estas dolencias, pueda ser debida a este efecto placebo. Es decir, a la fiel creencia de que estos medicamentos van a funcionar. La homeopatía, por ejemplo, vive de este efecto placebo.
El problema reside en que se estima que aproximadamente un 47% de los pacientes con osteoartritis están sobre-medicados o realizan un mal uso de los AINES [8] y estos están asociados con efectos adversos tales como molestias gastrointestinales o problemas cardiovasculares o a nivel renal [8]. Por lo tanto, la utilización crónica y desmedida de los mismos conlleva un riego más que considerable.
El sentido que podría tener la utilización de SAMe, en base a la evidencia actual, sería como estrategia sustitutiva de los medicamentos descritos anteriormente, ya que lo que sí parece claro es que no acarrea efectos secundarios y podría mejorar el dolor y la funcionalidad en un grado similar.
No obstante, se trata de un suplemento bastante caro (una caja o bote de unos 50-60 comprimidos puede variar entre los 35 y los 60€ dependiendo de la dosis por comprimido), por lo que hay que valorar muy bien aquellos casos en los que podría merecer la pena.
Referencias
1. Hosea Blewett, H.J., Exploring the mechanisms behind S-adenosylmethionine (SAMe) in the treatment of osteoarthritis. Crit Rev Food Sci Nutr, 2008. 48(5): p. 458-63.
2. Castrogiovanni, P., et al., Nutraceutical Supplements in the Management and Prevention of Osteoarthritis. Int J Mol Sci, 2016. 17(12).
3. Haq, I., E. Murphy, and J. Dacre, Osteoarthritis. Postgrad Med J, 2003. 79(933): p. 377-83.
4. Amoako, A.O. and G.G. Pujalte, Osteoarthritis in young, active, and athletic individuals. Clin Med Insights Arthritis Musculoskelet Disord, 2014. 7: p. 27-32.
5. Soeken, K.L., et al., Safety and efficacy of S-adenosylmethionine (SAMe) for osteoarthritis. J Fam Pract, 2002. 51(5): p. 425-30.
6. Rutjes, A.W., et al., S-Adenosylmethionine for osteoarthritis of the knee or hip. Cochrane Database Syst Rev, 2009. 7(4).
7. EFSA Panel on Dietetic Products Nutrition and Allergies (NDA) Scientific Opinion on the substantiation of health claims related to various food(s)/food constituent(s) claiming maintenance of joints (ID 1799, 1973, 2022, 2178, 2202, 2254, 2255, 2311, 2394, 2417, 2418, 2458, 2649, 2794, 2798, 3119, 3144, 3274, 3283, 3318, 3339, 3495, 3511, 3523, 3555, 3624, 3699, 3748, 3770, 3835, 3884, 3892, 3904, 3943, 3978, 4012, 4020, 4056, 4137, 4175), maintenance of bone (ID 1764, 1907, 2418, 4012, 4020, 4056, 4175) and maintenance of muscles (ID 2254, 2311) pursuant to Article 13(1) of Regulation (EC) No 1924/2006 EFSA Journal 2010 2010. 8(2): p. 22.
8. Hsu, E.S., Medication Overuse in Chronic Pain. Curr Pain Headache Rep, 2017. 21(1): p. 017-0606.
9. http://users.humboldt.edu/rpaselk/C438.S11/C438Notes/C438nLec38.htm