AUTOR: JOSÉ MARÍA
CACAHUETES: SALUD Y SABOR
Aunque el cacahuete o maní no esté dentro del grupo de los frutos secos, socialmente sí lo están –bien por su apariencia, o bien por desconocimiento-, y hasta en la ejecución de estudios científicos, se incluyen con sus compañeras nueces, almendras o pistachos.
Ya hablamos sobre los excelentes e increíbles beneficios que podía ofrecernos el añadir los frutos secos a nuestra dieta diaria, incluso especifiqué a uno de ellos, el pistacho. Esta vez le toca el turno al cacahuete/maní, una oleaginosa, que no “fruto seco” ni “leguminosa”, como dicen muchos. Pero no solo es fruto de la ignorancia este aspecto, sino que en comunidades autónomas como Andalucía, Región de Murcia o Extremadura, al cacahuete se le conoce como “avellana”, y esto es un error. La avellana es esto.
El cacahuete cada vez cobra más importancia en nuestro país por la creciente comercialización de la mantequilla de cacahuete.
Hasta hace unos años, hablar de mantequilla o crema de cacahuete, era hablar de “ese producto que tiene una pinta exquisita y que vemos en las películas americanas”. Hoy día, es muy fácil comprar crema de cacahuete, tanto de buena calidad, como de no tan buena calidad. Ya entenderéis a qué me refiero.
![cacahuete-crema]()
NUTRIENTES EN LOS CACAHUETES
Dependiendo de la variedad, los valores nutricionales difieren un poco. Tenemos el caso de la variedad española, que es un cacahuete pequeño, más dulce y muy sabroso; la variedad Virginia (más alargado); o variedad Valencia (más usados para la realización de mantequillas de cacahuete). En los supermercados de España, el principal productor de maní es China.
– En cuanto a su valor energético, como hemos dicho, dependiendo de la variedad, algunas van desde las 560 Kcal/100g, hasta las 650 Kcal/100g.
– En cuanto a su contenido proteico, una media serían los 24-26 gramos. Son un alimento de alto valor biológico, y sus aminoácidos más presentes serían el ácido glutámico, ácido aspártico, arginina, leucina y glicina.
– Poseen un alto contenido en grasas (una media de 50 gramos cada 100g de producto). Sus grasas más presentes son las MUFA (ácido oleico u omega-9), las PUFA (ácido linoleico u omega-6), y en menor cantidad, ácidos grasos saturados (palmítico y esteárico).
– En cuanto a carbohidratos, contienen un gran porcentaje de fibra y algo de sacarosa.
– Micronutrientes destacados: fósforo, vitamina B3, potasio, magnesio…
– Otros nutrientes con propiedades antiinflamatorias, como colina y betaína.
–Flavonoides, fitoquímicos u antioxidantes encontrados: proantocianidinas (contenido en la piel del cacahuete), y genisteína (fitoestrógeno).
¿CÓMO SE SUELEN COMERCIALIZAR?
Las formas más típicas de comercialización son:
– Cacahuete sin sal con cáscara: es la forma más natural de comerlos, ya que no llevan nada añadido.
– Cacahuete con sal con cáscara
– Cacahuete con sal sin cáscara: denominados “panchitos” en muchos lugares. Añadidos a muchos ‘mix’ de frutos secos, están muy salados, y además, los rocían con aceites vegetales. Es, obviamente, la peor opción para su consumo.
– Cacahuete sin sal sin cáscara (crudos): no se encuentran frecuentemente, solo en hipermercados especiales. Son algo más caros, pero vienen perfectos si se quiere hacer mantequilla de cacahuete casera.
SALUD, ALERGIAS, AFLATOXINAS…
Tal y como se podía prever, los estudios relacionan el consumo de cacahuetes con mejor salud, del mismo modo que los frutos secos.
Uno de los peligros a tener en cuenta -como en pistachos o nueces-, es el contenido de aflatoxinas, toxinas naturales que crecen en determinados alimentos, como frutos secos o legumbres. Ya hablamos sobre ellas en el artículo sobre los pistachos.
Aunque parece que en nuestro país está regulado, nunca dejará de ser un quebradero de cabeza para la Seguridad Alimentaria.
Por ejemplo, en este estudio se muestrearon cacahuetes y cremas de cacahuete de supermercados encontrados en Zimbabwe. La sorpresa llegó cuando comprobaron que ambos productos contenían un alto contenido de aflatoxinas, mayor al indicado por la legislación.
De todas formas, que nadie se alerte, porque ya existen revisiones por parte de la EFSA que dejan claro que este tema parece estar controlado y que no debería haber problemas. En este estudio se analizó el contenido de aflatoxinas que podría encontrarse en mantequilla de cacahuete, llegando a la conclusión de que se produjo una reducción total del 89% de aflatoxinas durante el proceso de producción de la mantequilla en las etapas de calcinación y de escaldado.
Pasamos a los estudios que relacionan su consumo con mejor salud:
– “Nut and peanut butter consumption and risk of type 2 diabetes in women”.
El consumo de crema cacahuete más de 5 veces/semana (140g/semana) se asoció inversamente con diabetes tipo II en mujeres, es decir, se redujo el riesgo.
– “The role of tree nuts and peanuts in the prevention of coronary heart disease: multiple potential mechanisms”.
El consumo habitual de cacahuetes y nueces puede disminuir notablemente las enfermedades cardiovasculares.
– “Prospective evaluation of the association of nut/peanut consumption with total and cause-specific mortality”.
El consumo de cacahuetes produjo menos muertes en referencia a accidentes cardiacos.
– “Impact of peanuts and tree nuts on body weight and healthy weight loss in adults”.
Su consumo no se relaciona con aumento de peso, como ya sabemos en el caso de los frutos secos.
Cacahuetes y nueces fueron inversamente proporcionales a la mortalidad. No fue el caso de la mantequilla de cacahuetes, pero, obviamente, no se especifica con qué crema de cacahuetes realizaron el estudio. Probablemente, fuese una alta en azúcares y grasas trans.
– “Peanuts as a source of beta-sitosterol, a sterol with anticancer properties”.
Los cacahuetes son una fuente de beta-sitosterol, un esterol con propiedades anticancerígenas.
También sabemos que una parte de la población es alérgica al cacahuete. De hecho, en las etiquetas nutricionales de los alimentos debe venir claro que dicho alimento podría contener trazas. Por eso, desde hace mucho tiempo, algunos profesionales de la salud (en Reino Unido, sin ir más lejos) han recomendado a sus pacientes que para prevenir la alergia al cacahuete, no se consuma este durante la infancia. Esto no solo es totalmente falso, sino que comer más cacahuetes en la niñez, podría prevenir la alergia al maní en un futuro. Adjunto dos revisiones interesantes que lo demuestran: “Early consumption of peanuts in infancy is associated with a low prevalence of peanut allergy” (2008) y “Randomized Trial of Peanut Consumption in Infants at Risk for Peanut Allergy” (2015).
También, al contrario de lo que se pensaba, “la exposición al maní de la madre durante el embarazo y la lactancia, reducen el riesgo de alergia al maní en la descendencia (hijos)”.
CREMAS DE CACAHUETE: SABER ELEGIR LA MEJOR
La mejor opción es crear nuestra propia crema de cacahuetes casera. Simplemente necesitaremos:
– Cacahuetes sin sal. Toca pelarlos o comprarlos sin sal y sin cáscara, aunque será algo más caro.
– Una batidora y un recipiente. Batiremos repetidamente hasta que se forme la crema. No hace falta azúcar, sal ni aceite (el mismo cacahuete soltará su propio aceite).
Si no tienes ganas de crear tu crema casera, hoy día existen opciones a precios verdaderamente asequibles, aunque debes fijarte bien en su composición.
Hasta hace unos años, las únicas cremas de cacahuete que se comercializaban en España, provenían de grandes superficies. Estas mantequillas son una mala opción, ya que no solo no es crema de cacahuete pura (90% cacahuete), sino que ese 10% restante lo rellenan con azúcar, grasas hidrogenadas y sal.
Sorprendentemente, muchas de las cremas de cacahuete exitosas en los Estados Unidos, contienen esos mismos ingredientes.
Aunque pueda sonar increíble, la FDA de EEUU luchó mucho para que las cremas de cacahuete reflejaran un mínimo de 90% de pureza, ya que hace décadas, las empresas creaban las cremas con porcentajes tales como el 75% o el 80%.
Estas cremas están más enfocados a paladares más ‘golosos’, en los que el consumo del producto es más bien recreacional, y no simplemente como un buen alimento más en la dieta.
Aunque pueda parecer que por su añadido de azúcar y aceite está más rica, una vez que pruebas una crema con pureza 100%, no quieres volver a la baja calidad. Es, al menos, mi opinión.