AUTOR: GONZALO ROSENDO
EL PAPEL DE LA FAMILIA EN EL DEPORTE
Normalmente, las investigaciones relacionadas con los deportistas suelen tener dos vertientes. El estudio personal del deportistas (características personales, crecimiento en el deporte…) o el estudio de aquello que rodea al deportista (ambiente, familia, entrenadores, compañeros…). En este artículo dentro de aquellos factores externos que rodean al deportista nos centraremos en la familia.
Por familia hacemos referencia a toda aquella persona que acompaña al deportista en su carrera deportiva (padres, madres, abuelos, hermanos). Cada persona tiene una serie de circunstancias y, a veces, como tutor no solo actúan los padres.
¿Qué papel debe tomar el familiar con el deporte o deportista?
¿Cómo podemos clasificar el comportamiento de aquellas personas más cercanas al deportista?
CLASIFICACIÓN DE LOS FAMILIARES SEGÚN SU COMPORTAMIENTO EN EL AMBITO DEPORTIVO
La familia no tiene la única función de ir como espectadores a ver la competición de sus hijos, nietos, sobrinos… Tienen un cargo mayor. Sobre todo en el período de deporte de base; esta etapa es formación deportiva y educativa. No hay que olvidar que en las fases tempranas del deporte hay que enseñar una serie de cualidades, por ejemplo el trabajo en grupo, aceptar decisiones que no compartimos, tolerar la frustración en momentos de incomodidad (como una derrota)… Esto no lo aprenden los niños por sí solos, deben contar con la ayuda de sus entrenadores dentro del contexto deportivo (entrenos y competición) y fuera con el apoyo de los familiares.
Primero, antes de saber cómo debemos actuar, lo propio es que evaluemos y clasifiquemos dónde nos situamos con respecto a nuestro comportamiento y el deporte de nuestro hijo. A partir de ahí veremos cuál sería la mejor opción para ayudar a los más pequeños.
Romero (2002) distingue distintos tipos de padres o familiares en:
– Aquellos que han sido deportistas de élite.
– Padres que no llegaron al objetivo de élite.
– Padres obsesionados con el deporte.
En 2004 Romero amplia la clasificación:
– Padres centrados en la formación.
– Padres interesados en la formación como hábito.
– Padres interesados en la formación como prevención.
– Padres con intereses saludables.
– Padres que ven la formación deportiva como referente social.
– Padres fanáticos.
– Padres entrenadores.
– Padres managers.
– Padres protectores.
Podríamos continuar la clasificación añadiendo adjetivos que definen el comportamiento de muchos padres en el deporte. Por ello, prefiero resaltar la clasificación en tres tipos que hizo Roffé en 2003:
– Padres indiferentes: no se involucran en el deporte su hijo.
– Padres equilibrados: serían perfectos en el ámbito que estamos tratando, ni son desinteresados ni presionan.
– Padres sobreprotectores: No permiten la autonomía de su hijo, presionan y juzgan.
INFLUENCIAS QUE EL FAMILIAR PUEDE TRANSMITIR AL DEPORTISTA
Dentro del mundo del deporte cada factor (interno o externo) que existe puede influir en el rendimiento del deportista.
Como comentamos anteriormente, existen unos períodos de edad en los que la función de los familiares influye más y toma mayor importancia en el crecimiento del deportista. No es lo mismo acompañar a los entrenamientos de fútbol a un jugador cuando tiene 6 años que cuando tiene 18.
En edades tempranas (correspondientes al deporte base) es fundamental el apoyo de las familias y es en esas edades es cuando hay que intentar aportarle los valores necesarios para que lleguen a crecer no sólo como atleta, jugador, acróbata… sino como persona.
Cuando hablamos de actividad física o deporte no es referirse a un entrenamiento y una competición, es aprender a comportarse, es desarrollar ciertos aspectos y crecer.
Para ayudar a la familia a tomar un papel en el que ayude al desarrollo del niño es importante que tengan establecidos unos objetivos claros y relacionados con la actividad que realiza su hijo, nieto, sobrino… es decir, si por ejemplo quieres que tu hijo haga deporte como una actividad lúdica y saludable, debes tener claro objetivos como: cuantos días va a dedicar, si acude a un club o una escuela (la diferencia es que cuando un deportista acude al club, normalmente dedica más tiempo y tiene un mayor esfuerzo)…
Se debe tener en cuenta que lo que intentamos que nuestro hijo alcance sea real y no sea un deseo o sueño propio. Hay que saber dividir pensamientos reales de pensamientos ilusorios y que pueden acabar por convertirse en problemas. Os dejo un ejemplo de cómo podríamos autocorregirnos y reestructurar el objetivo:
¿Y si mi hijo no está de acuerdo con mi objetivo reestructurado? Entonces deberemos volver a reformar ese objetivo, ya que estos “objetivos” deben estar consensuados con la opinión del deportista, aunque sean pequeños no quiere decir que no tengan gustos y no puedan tomar decisiones. Es un error elegir por ellos en temas que quizás pueden desarrollar independencia y autonomía en una toma de decisiones propias.
Una vez hemos establecido los objetivos y sabemos para qué realiza deporte mi hijo es hora de tener en cuenta cómo actuamos y cómo mejorar mi conducta y mis pensamientos para dar Ayuda, Participación, Optimismo, Yo, Observación (APOYO)…
Ya en 1977, Albert Bandura explicó mediante la teoría del aprendizaje vicario la capacidad que tenemos de aprender a partir de la observación de comportamientos. Si lo extrapolamos al tema del que hablamos aquí, debemos tener en cuenta lo que aprenden los deportistas que están iniciando mediante lo que ven y oyen.
Por ejemplo, muchos niños celebran los goles exactamente igual que sus ídolos futbolistas o intentan hacer las mismas cosas que sus ídolos de la NBA o la ACB.
Esto es algo que parece lógico, que ya sabemos, pero no lo recordamos cuando realizamos ciertas conductas delante de esas “esponjitas” de aprendizaje. Tened en cuenta que cuando hablamos de conducta no sólo nos referimos a actos motores, también engloba comentarios y expresiones faciales o corporales.
PLAN DE ACTUACIÓN PARA LAS FAMILIAS COMO APOYO AL DEPORTISTA
Vamos a añadir algunos consejos que pueden venir bien a la hora de apoyar a nuestro familiar en el deporte, y puede ayudar a que los valores que desarrolle el deportista sean óptimos y beneficiosos para él.
Análisis efectuados entre 1970 y 1998 (Sallis, Prochaska y Taylor, 2000) constatan una relación significativa entre actividad física, el apoyo de los padres y/o de otras personas representativas para el sujeto.
Por lo que se refiere a los padres, el mayor porcentaje de abandono se obtiene cuando la actitud de estos consiste en obligar a hacer práctica físico-deportiva (49,3%), mientras que el menor porcentaje se obtiene cuando lo que hacen es animar a sus hijos a hacer actividad físico-deportiva (36,5%).
Como dijo el ilustre Albert Einstein “Lo único que interfiere con mi aprendizaje es mi educación”.
Referencias bibliográficas.
• Garrido, M., Zagalaz, M., Torres, G., & Romero, S. (2010). Diseño y validación de un cuestionario para técnicos deportivos acerca de su opinión sobre las actitudes de padres en el deporte. Cuadernos de Psicología del Deporte, 7-21.
• Isorna, M., Ruiz, F., & Rial, A. (2012). Variables predictoras del abandono de la práctica físico-deportiva en adolescentes. cultura ccd, 93-102.
• Latorre, P., Gasco, F., García, M., Martínez, R., Quevedo, O., Carmona, F., . . . Malo, J. (2009). Analysis of the influence of the parents in the sports promotion of the children. Journal of Sport and Health Research, 12-25.
• Romero, S., Garrido, M. E., & Zagalaz, M. L. (2009). El comportamiento de los padres en el deporte. Retos. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación, 29-34.