AUTOR: ANA LOPEZOSA
PIE PRONADO EN EL DEPORTE
En este artículo hablaremos sobre el pie pronado en el deporte. De forma escueta explicaremos qué es, diferentes causas, consecuencias que puede conllevar en la práctica deportiva y tratamientos. Así que si notas un desgaste excesivo por la parte interna del calzado, molestias en dicha zona o simplemente eres consciente de que caminas con la parte de dentro del pie, aconsejo leer este artículo.
INTRODUCCIÓN
Como todos sabemos, realizar una actividad física conlleva a asumir un cierto grado de riesgo para el desarrollo de una determinada lesión [1]. En diversas investigaciones se ha demostrado que una incorrecta postura de los pies durante la actividad física puede producir lesiones.
Asimismo, hay numerosos estudios que analizan la repercusión que puede tener una desviación postural en el pie cuando una persona realiza una actividad física, cómo repercute en la eficacia deportiva o si existen factores de riesgo asociados para padecer lesiones [2]
¿QUÉ ES?
En primer lugar tenemos que entender qué es la pronación y tenemos que destacar que no es un movimiento simple, sino que se compone a su vez de tres partes:
• Abducción.
• Flexión dorsal.
• Eversión.
Es decir, para entenderlo de una forma más visual, los pies pronados (también llamados pies valgos) se caracterizan porque la planta del pie mira hacia la parte externa, tal y como podemos ver en esta imagen.
Podemos observar en la imagen una línea vertical que corresponde al eje que sigue el tendón de Aquiles, y la línea que se desvía sería el eje del talón (Línea de Helbing). En este caso ambas líneas no coinciden, aunque hasta 5º de desviación se considera normal y no patológico [3].
Sin embargo, no podemos confundir la pronación del pie con los pies planos. Estos últimos, se caracterizan por la caída del arco plantar. Aunque estas patologías están íntimamente asociadas, la diferencia fundamental está en la pronación de talón [4].
Para entender mejor el funcionamiento del pie, es necesario tener nociones anatómicas, por ello es aconsejable echar un vistazo a este artículo.
¿QUÉ CAUSA EL PIE VALGO?
Las causas que producen la excesiva pronación del pie son diversas y podemos dividirlo según los siguientes criterios:
• Congénito: Se manifiesta desde el nacimiento, pudiendo aparecer como consecuencia a una mala postura en el útero, durante el parto o consecuencia a un trastorno hereditario.
• Factores intrínsecos (es decir, en el propio pie): Falta de tono muscular (concretamente en el peroneo lateral largo), acortamiento de tríceps e isquiotibiales, alteraciones producidas por un traumatismo, etc.
• Factores extrínsecos (producidas fuera del pie): Hiperlaxitud ligamentosa (es el aumento excesivo de movimiento en una articulación), rotación interna de tibia, enfermedades sistémicas, etc [5].
¿CÓMO REPERCUTE LA EXCESIVA PRONACIÓN EN EL DEPORTE?
Está comprobado que la excesiva pronación del pie influye en el resto del miembro inferior cuando realizamos una actividad deportiva, ya sean lesiones musculares, articulares, ligamentosas, etc. Poniendo un ejemplo, esto significa que podemos sufrir un problema a nivel de rodilla o cadera que nos esté limitando funcionalmente nuestra actividad deportiva y la causa de dicho dolor esté en el pie [6].
¿Por qué un movimiento del pie va a afectar al resto del miembro inferior?
Es sencillo. El miembro inferior es un conjunto de cadenas, si la base (pie) está rotada, todos los pilares que estén por encima van a modificar su posición. Si hay un exceso de pronación en el pie, la articulación del tobillo también varía, con ello habrá una rotación de la tibia y del fémur, y a su vez aumentarán las tensiones y rotaciones en cadera y rodilla. El problema viene cuando empezamos a realizar de manera continuada una actividad física sin control previo, pues empiezan a aparecer los primeros síntomas, dolor en la rodilla, tensión, sobrecargas musculares, etc. Diferentes investigaciones han concluido que la pronación excesiva puede predisponer a patologías como dolor patelofemoral, el síndrome de la cintilla iliotibial, lesiones en el ligamento cruzado anterior, periostitis tibial…
Además, la pronación excesiva ha sido estudiada en diversos ámbitos deportivos. Encontramos el caso del fútbol, donde se realizó un estudio en el que se analizaron la tipología de pies que presentaban los jugadores y en base a esto clasificaron qué lesiones fueron más frecuentes y la incidencia de estas. Se concluyó que el 48% de los pacientes que presentaban dolor en la rodilla también tenían los pies valgos [7].
El pie es el primer eslabón de la cadena cinética y es la primera en proporcionar una respuesta a la carga en la extremidad inferior durante una actividad. Una alteración anatómica o un deterioro mecánico puede afectar a los demás eslabones que van por encima en esta cadena. En la marcha el primer pico de presión se produce en el talón, en su parte externa, seguidamente se apoya la parte media del pie (es una presión más baja) y finalmente apoya la parte media del pie para realizar el despegue.
Las desviaciones en esta progresión pueden poner en peligro la capacidad de toda la extremidad inferior para atenuar la fuerza y puede dar lugar a una lesión por esfuerzo repetitivo.
Una anatomía anormal de los ligamentos, tendones, articulaciones y músculos del pie y tobillo pueden ser factores de riesgo de lesión en las extremidades inferiores [7, 8].
POSIBLES SÍNTOMAS
El dato más característico en los pacientes afectos de pie valgo es la aparición de fatiga, aspecto que es explicado anteriormente, ya que genera desgaste a nivel de músculos y tendones. Los pies valgos sufren problemas vasculares, dolor en la zona del tendón de Aquiles, dolor en la parte externa del tobillo y edemas [9].
TRATAMIENTOS
Existen varios tratamientos para compensar el pie valgo, en este caso hablaremos sobre las plantillas y el calzado.
1. Tratamiento con plantillas: El uso de plantillas para el tratamiento de la excesiva pronación del pie mejora el control postural ya que ayuda a estabilizar y mantener el equilibrio, con lo cual a la hora de practicar ejercicio es vital. En este caso nos beneficiaría limitando la pronación excesiva, controlando así las fuerzas rotacionales anormales en la tibia, rotaciones en la rodilla y pierna, teniendo un mejor control de nuestra postura [10].
2. Control de la pronación con el cierre de cordones del calzado: Varios estudios han comprobado que el movimiento que tiene el pie en las zapatillas está influenciado, en parte, por el patrón de la lazada, es decir, la forma de atarnos los cordones de los zapatos tiene un efecto en nuestra biomecánica. En este caso para reducir la velocidad de pronación y el choque, los cordones deben estar altamente entrelazados, tal y como se muestra en la imagen. En este estudio se analizó cómo esta forma de lazada daba más control en la carrera y los deportistas percibieron que estaban iguales de cómodos usando este patrón como el que normalmente han usado anteriormente [11, 12].
3. Calzado: A través del calzado podemos conseguir diferentes efectos terapéuticos. Para personas con problemas de exceso de pronación se aconseja utilizar dos tipos de calzado:
• “Motion control”: Este tipo de calzado ofrece gran control biomecánico ya que poseen dos tipos de densidades en la parte de la entresuela y lo que consiguen es evitar los movimientos excesivos laterales y mediales. Los contrafuertes (situados en la parte trasera del calzado) son muy rígidos, y poseen barras estabilizadoras laterales.
• Este tipo de zapatillas están recomendadas para corredores muy pesados o que presentan una hiperpronación severa.
• Zapatillas para la estabilidad: Son aquellas que ofrecen un buen soporte pero no llegan a compensar la biomecánica (como hemos visto en las anteriores). Utilizan dos densidades en la entresuela para conseguir mayor estabilidad. Están indicadas para pies normales y personas con pronación leve [13].
Por último, cabe destacar que es posible entrenar la musculatura del pie, y esto conlleva a un mejor funcionamiento de las estructuras, tal y como podemos leer en este artículo.
Bibliografía
1. Stevenson M, Finch C, Hamer P, et al. The Western Australian sports injury study. Br J Sports Med. 2003; 37:38.
2. Pérez Muñoz J, Gómez González MA, Cuevas García J, Martínez Nova A. Relationship of the foot posture with the most frequent injuries in athletes. Arch Med Deporte. 2015;32(2):76-81
3. Viladot Pericé A. Quince lecciones sobre patología del pie. Barcelona: Ediciones Toray SA; 1989
4. Sastre Fernández S. Fisioterapia del pie. Podología Física. 1ª Ed. Barcelona; 1991
5. Donatelli R. Abnormal Biomechanics of the Foot and Ankle. J Orthop Sports Phys Ther. 1987.
6. Barber Foss KD, Ford KR, Myer GD. Generalized joint laxity associated with increased medial foot loading in female athletes. J Athl Train. 2009;44(4):356–362
7. Allen MK, Glasoe WM. Metrecom measurement of navicular drop in subjects with anterior cruciate ligament injury. J Athl Train. 2000; 35:403-6.
8. Neely FG. Biomechanical Risk Factors for Exercise-Related Lower Limb Injuries. Sports Med 1998; 26 (6): 395-413.
9. Harpall S. et al. Dolor de pierna de los corredores deportivos. J Hand Surg [Sp]. 2005; 1(4).
10. Rome K, Brown CL. Randomized clinical trial into the impact of rigid foot orthoses on balance parameters in excessively pronated feet. Clinical Rehabilitation. 2004; 18: 624-630
11. Sandrey AM, Zebas CJ, Bast JD. Rear-foot motion in soccer players with excessive pronation under 4 experimental conditions. J Sport Rehabil. 2001,10:143-15.
12. EHagen M, Hennig EM. Effects of different shoe-lacing patterns on the biomechanics of running shoes. Journal of Sports Sciences. 2009; 27:3, 267-275.
13. Carreño F, Carcuro G. Runners: Scientific basis for the choice of footwear and injury prevention. rev. med. clin. condes – 2012; 23(3) 332-336]