AUTOR: ANDONI
LA REALIDAD DE LA AGILIDAD
En este artículo hablaremos de uno de los factores más importantes en gran cantidad de deportes, especialmente en los de equipo y de combate, la agilidad; y es que en ellos tendremos que estar continuamente respondiendo de manera inmediata y adecuada a las acciones realizadas por el rival.
Este tipo de respuestas serán necesarias tanto en acciones ofensivas (un jugador de baloncesto driblando a un defensor) como en acciones defensivas (el defensor robando el balón del atacante).
Si vemos el siguiente vídeo podemos ver con claridad como en todos los casos, los jugadores, si bien es cierto que con mucha habilidad, no actúan aleatoriamente, sino que observan la posición y el movimiento de los defensores para ejecutar el movimiento ideal y sacar partido a la jugada.
¿QUÉ ES LA AGILIDAD?
Durante mucho tiempo se ha reducido este término a las acciones comprendidas como meros cambios de dirección, pero esto ya es cosa del pasado. En los últimos años se ha realizado un esfuerzo mayor para definir la agilidad con más precisión. Sheppard & Young (2006) definen la agilidad como un “movimiento de cuerpo completo o de las extremidades que integra un cambio de velocidad y/o dirección en respuesta a un estímulo”.
Creo que es importante remarcar este último punto, “en respuesta a un estímulo”, ya que es el factor que ha cambiado por completo la visión y el entrenamiento de la agilidad. La inclusión de respuesta a un estímulo externo en el concepto de agilidad implica que la acción no se realiza de manera aleatoria, sino que incluye un aspecto cognitivo en la acción.
En la siguiente imagen podemos observar todos los factores que en mayor o menor medida influyen en la producción de la agilidad:
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Imagen 1: Aspectos influyentes en la agilidad. (Young, Dawson & Henry, 2015).
Por otro lado, el viejo concepto de agilidad ha pasado a denominarse simplemente “cambio de dirección” (COD en la literatura inglesa), la cual es una acción pre-planeada, determinada únicamente por factores técnicos y físicos, pero que en muy raras ocasiones se da en el juego/combate.
INFLUENCIA DEL ASPECTO COGNITIVO EN LA AGILIDAD
De acuerdo, hemos incluido un nuevo factor (la toma de decisión) al concepto de agilidad pero, ¿en qué medida cambia esto el concepto? ¿cómo de relevante es el aspecto cognitivo en el movimiento?
Según un estudio realizado por Young & Willey (2010), a pesar de que la toma de decisión ocupaba un periodo muy reducido de tiempo, tiene una correlación respecto al tiempo total de la acción de r=0.77, frente a r=0.59 del movimiento. Es decir, que una toma de decisión más rápida correlaciona mejor con una manifestación de la agilidad que la pura realización física del movimiento.
Junto con estos resultados encontramos el estudio realizado por Gabbett & Benton (2009), en el que se comparan 2 grupos de jugadores de Rugby League, un grupo de nivel profesional y otro de menor nivel y se observó que el grupo de profesionales realiza la toma de decisión en menor tiempo que el grupo de menor nivel.
Esta diferencia entre jugadores de diferente nivel sobre el tiempo necesario para reaccionar a la acción del rival se vuelve cada vez mayor a medida que la situación se vuelve más compleja, por ejemplo, cuando se incorporan más jugadores (Ward & Williams, 2003).
Cabe destacar que en un estudio realizado por Gabbett, Kelly & Sheppard (2008), también con grupos de diferente nivel, no se encontraron diferencias significativas en los test de cambios de dirección pero sí en los de agilidad (aquellos que incluían el aspecto cognitivo).
Por lo anteriormente citado podemos decir que el aspecto cognitivo tiene una gran influencia en la agilidad, llegando incluso a ser el factor limitante de esta cualidad por encima de los factores físicos.
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¿CÓMO ENTRENAR LA AGILIDAD?
La mayoría de los estudios que relacionan las diferentes capacidades físicas con la agilidad utilizan test carentes del aspecto cognitivo, por lo que realmente están relacionando dichas capacidades exclusivamente con el cambio de dirección (COD) y no con la agilidad.
En cualquier caso, como la literatura es escasa respecto a este nuevo concepto de agilidad y el COD es un componente de la agilidad, vamos a hacer un repaso a dichos estudios. Es importante destacar que, los resultados en la bibliografía son muy dispares, debido en gran parte a la amplia diversidad de test utilizados para medir el COD.
Respecto al entrenamiento de la fuerza, McBride, Triplett-McBride, Davie & Newton (2002) observaron una mejora del 2.4% en el T-Test (Test especializado en el cambio de dirección) tras 8 semanas de entrenamiento de fuerza y un aumento del 10% del 1RM en sentadilla. En ese mismo estudio se observó una mejora del 1.7% en dicho test tras 8 semanas de entrenamiento de la potencia (se realizaron sentadillas con salto con el 30% del 1RM) y un 10% de mejora en la potencia máxima.
Por otro lado, Julline et al. (2008) no encontraron mejoras en el test realizado para medir la capacidad de cambio de dirección tras un periodo de entrenamiento de la fuerza. Estos resultados no sorprenden si tenemos en cuenta que el periodo de entrenamiento fue de únicamente 3 semanas.
El entrenamiento de la fuerza reactiva, realizado a través de diferentes ejercicios pliométricos de baja y alta intensidad, ha demostrado ofrecer los mejores resultados en el cambio de dirección, ya que como se puede observar en el estudio de Miller, Herniman, Ricard, Cheatham & Michael (2006), se obtuvieron mejoras del 5.5% en el T-Test tras 6 semanas de entrenamiento pliométrico.
Sobre estos resultados hay que recalcar que se basan en la mejora del cambio de dirección y no en la agilidad, la cual como ya se ha dicho contiene un componente cognitivo que se ha determinado como el más importante y que a través de estas actividades no se entrena. Así, ante la ausencia relativa de estudios que relacionen las diferentes cualidades físicas con la agilidad se presupone que los resultados serían aún menores.
Uno de los métodos de entrenamiento que sí se han estudiado a través de test específicos de agilidad (en respuesta a un estímulo) son los juegos reducidos. Este método se ha demostrado eficaz para mejorar dicha cualidad en hasta un 4%, con un 31% de mejora en el tiempo de reacción y únicamente un 1% de mejora en el movimiento de cambio de dirección tras 11 sesiones de entrenamiento (Young, Farrow, Pyne, McGregor & Handke, 2011).
En este mismo estudio se observó que mientras los jugadores de alto nivel respondían de manera más eficaz que sus compañeros de menor nivel ante estímulos específicos (un video de un atacante realizando un cambio de dirección), no ocurría lo mismo con estímulos genéricos (una luz), por lo que se puede concluir que la mejora de la agilidad es altamente específica a los estímulos impuestos.
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CONCLUSIONES
• Es importante diferenciar los conceptos de “cambio de dirección” (COD) y “agilidad”, en tanto que esta última integra el aspecto cognitivo, ya que es una acción que se da en respuesta a un estímulo, mientras el COD es una acción pre-planeada.
• La agilidad es un aspecto sumamente importante en infinidad de deportes, siendo esta superior cuanto mayor es el nivel de los deportistas.
• En la agilidad es el aspecto cognitivo, en su manifestación como toma de decisión, el factor que mayor relación tiene con el resultado final de la acción, por encima de los factores físicos y técnicos.
• Se ha demostrado que la toma de decisiones es un aspecto altamente entrenable incluso en atletas de buen nivel. Esta mejora responde únicamente a estímulos específicos, por lo que habrá que utilizar medios de entrenamiento adecuados.
• La mejora de la fuerza y sus diferentes manifestaciones no parece ser suficiente para mejorar la agilidad, siendo necesaria la realización de un entrenamiento cognitivo específico para la disminución del tiempo necesario para la toma de decisión y la precisión de dicha decisión.
Referencias
• Gabbett, T., & Benton, D. (2009). Reactive agility of rugby league players.Journal of Science and Medicine in Sport, 12(1), 212-214.
• Gabbett, T. J., Kelly, J. N., & Sheppard, J. M. (2008). Speed, change of direction speed, and reactive agility of rugby league players. The Journal of Strength & Conditioning Research, 22(1), 174-181.
• Jullien, H., Bisch, C., Largouët, N., Manouvrier, C., Carling, C. J., & Amiard, V. (2008). Does a short period of lower limb strength training improve performance in field-based tests of running and agility in young professional soccer players?.The Journal of Strength & Conditioning Research, 22(2), 404-411.
• McBride, J. M., Triplett-McBride, T., Davie, A., & Newton, R. U. (2002). The effect of heavy-vs. light-load jump squats on the development of strength, power, and speed. The Journal of Strength & Conditioning Research, 16(1), 75-82.
• Miller, M. G., Herniman, J. J., Ricard, M. D., Cheatham, C. C., & Michael, T. J. (2006). The effects of a 6-week plyometric training program on agility. Journal of Sports Science and Medicine, 5(3), 459-465.
• Sheppard, J. M., & Young, W. B. (2006). Agility literature review: Classifications, training and testing. Journal of sports sciences, 24(9), 919-932.
• Young, W. B., Dawson, B., & Henry, G. J. (2015). Agility and change-of-direction speed are independent skills: Implications for training for agility in invasion sports. International Journal of Sports Science and Coaching, 10(1), 159-169.
• Young, W., Farrow, D., Pyne, D., McGregor, W., & Handke, T. (2011). Validity and reliability of agility tests in junior Australian football players. The Journal of Strength & Conditioning Research, 25(12), 3399-3403.
• Young, W. B., & Willey, B. (2010). Analysis of a reactive agility field test. Journal of Science and Medicine in Sport, 13(3), 376-378.
• Ward, P., & Williams, A. M. (2003). Perceptual and cognitive skill development in soccer: The multidimensional nature of expert performance. Journal of sport and exercise psychology, 25(1), 93-111.