AUTOR: JOSÉ MANUEL FELICES
EDULCORANTES. ¿CALORÍAS SILENCIOSAS?
Resulta paradójico que en una sociedad en la que cada día aumentan las medias de peso corporal, % de grasa y prevalencia de enfermedades metabólicas, haya un incesante aumento del consumo de edulcorantes o productos que los contienen.
Cada día son más y más los alimentos que presentan su versión con edulcorantes. No sólo en el mundo del fitness con las harinas de avena, fórmulas de preentreno y, sobre todo, proteína de suero, sino también en la población general con refrescos, yogures, zumos y en cafés e infusiones.
Al estar a día de hoy tan extendidos surgen multitud de preguntas y opiniones acerca de estos productos que nos prometen disfrutar de un sabor agradable sin engordar por su consumo.
Por ello, en mi primera aportación para este blog he querido hacer una revisión de la amplia evidencia existente para responder a las dudas más comunes sobre ellos y aprender los conceptos más interesantes y prácticos que puedan repercutir en nuestros objetivos en la dieta y el gimnasio (1ª parte) o en nuestra salud (2ª parte).
¿PUEDE UN EDULCORANTE TENER 0 CALORÍAS?
Lo primero que tenemos que conocer es qué ocurre en nuestro cuerpo cuando entra un edulcorante…¿cómo puede ser que tengan ese sabor dulce típico del azúcar y que tengan 0 calorías?
Intentaré explicarlo de la manera más sencilla posible:
Sabor
En las papilas gustativas de la lengua tenemos unas células que presentan unos receptores llamados TR (taste receptor) de los cuales hay unos especializados en asociarse con los azúcares, concretamente T1R2 y T1R3, aunque hay TR para todos los sabores.
Los edulcorantes en la boca interactúan con los mismos receptores que lo hacen los azúcares, es decir, T1R2 y T1R3 por lo que estos receptores se activan al contactar con el edulcorante y comienza el proceso en el que se envía la señal nerviosa a nuestro cerebro siguiendo la vía gustativa y nos hace conscientes de estar saboreando algo dulce [1].
El sabor amargo que algunos edulcorantes pueden tener se explica porque si la concentración de edulcorante es muy alta, satura los receptores T1R2 y T1R3 del sabor dulce y activaría los receptores del sabor amargo (T2R).
Absorción
Esta parte es la más importante para que entendamos que los edulcorantes aportan 0 calorías.
Quiero antes remarcar que son 0 calorías aunque si leemos podemos encontrar que aspartamo aporta 4kcal/g, pero los preparados que se comercializan con él lo tienen en cantidades tan pequeñas que se considera que no aporta energía.
Para esta explicación, haremos una representación con un dibujo que simplifica y generaliza bien lo que ocurre con los edulcorantes para que aporten 0 kcal:
Esta representación de la glucosa y el edulcorante nos explica que tienen una parte igual que les permite unirse a los mismos receptores en la boca y una parte distinta que es la que nos interesa para ver cómo se comportan en el intestino.
El enterocito es la célula que está en la pared del intestino y se encarga de la absorción de los nutrientes hacia la sangre.
Representamos que la glucosa encaja perfectamente con el enterocito y será absorbida, mientras el edulcorante al no poder acoplarse con el enterocito, no se absorbe en el intestino y, por tanto, no aporta calorías.
Si los nutrientes no son absorbidos en algún momento a lo largo del intestino, llegan a las heces o sufren otro tipo de metabolización que NO aportan calorías.
¿PROVOCA SACIEDAD UN EDULCORANTE?
Al aportar 0 calorías, la primera duda que nos surgirá es si los edulcorantes provocan saciedad ya que, aunque recibamos el saber dulce en la boca, como demuestra este estudio [2] con ratones a los que se les bloquea los receptores del sabor dulce y se les da azúcar, las vías de recompensa neurológicas se activan por el contenido energético de este y no por la estimulación a nivel de los receptores del gusto.
Sumado a este, otro estudio en ratas que demostró que el hipotálamo controla la saciedad post-ingesta, dada sus diversas funciones de secreción de diversos péptidos que regulan la energía, equilibrio osmótico y el comportamiento frente a la presencia de alimentos. [3].
Centrándonos en el hipotálamo, encontramos este estudio [4] en el que se mide mediante imagen RM la activación del hipotálamo humano tras la administración de azúcar y de edulcorantes y se ve que los segundos no producen dicha activación de las vías de recompensa hipotalámicas por lo que no afectarían a la saciedad.
Atendiendo a estudios nos indicarían que el edulcorante per se no conduce a saciedad. ¿Pero desencadenan algún mecanismo metabólico que la provoque?
Se demostró que los mismos receptores TR de los que hablamos en la boca existen también en el intestino [5] por lo que, aunque no se absorben, los edulcorantes interactúan con estos receptores y provocan, al igual que los azúcares, un aumento de GLP-1 que induce saciedad. Sin embargo, GLP-1 estimula la secreción de insulina e inhibe la de glucagón por lo que puede conducir a un ligero descenso de la glucosa y que puede inducir a estimulación del apetito [6-9].
Y, es más, al haber un aumento de la secreción de insulina, se ha postulado que puede haber un aumento de la velocidad de absorción de otras comidas o azúcares que se ingieran junto a los edulcorantes afectando tanto a la glucemia como al apetito [10].
El gusto y la saciedad son procesados en lugares distintos del cerebro y por ello no tienen por qué ocurrir de manera simultánea. En concreto, el gusto es procesado por el núcleo VPL del tálamo y por la corteza gustativa mientras que la saciedad y el hambre corren a cargo del hipotálamo.
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ENTONCES, ¿LOS EDULCORANTES PROVOCAN AUMENTO DEL APETITO?
La glucemia es uno de los más potentes reguladores del apetito, por tanto, con la bajada en la glucemia que hemos explicado que pueden desencadenar nos puede hacer pensar que se estimularía el apetito. No obstante, la evidencia al respecto es contradictoria y opuesta entre sí, pues a los estudios citados previamente se oponen estos otros en los que mediante administración directa en intestino de edulcorantes ninguno recoge modificaciones en el apetito de los sujetos sometidos a estudio [11-15].
Antes de pasar a ver cómo afecta su uso de manera directa a la composición corporal, es interesante que conozcamos cómo pueden alterar la respuesta a la ingesta. Pues en este estudio con ratas [16] se parte de la base del condicionamiento de Pavlov de estímulo-respuesta teniendo como estímulo la ingesta de azúcar y activación de TR bucales y como respuesta que así se da comienzo a una serie de respuestas digestivas, hormonales y metabólicas encaminadas a absorber y asimilar las calorías aportadas en dicho azúcar.
El estudio muestra que al aportar edulcorantes y activar los receptores TR bucales, se desencadenará igualmente toda esta cascada de respuestas para absorber lo aportado. El problema reside en que esta respuesta hormonal y metabólica a la ingesta de edulcorantes es en vano pues no se absorberá nada de los edulcorantes aportados. Esto irá dando lugar a que la respuesta metabólica a la ingesta sea cada vez menor y, por consiguiente, el efecto termogénico de los azúcares disminuya pudiendo favorecerse la ganancia de peso pues recordemos la importancia del efecto termogénico en el gasto calórico total diario.
Tras lo expuesto, personalmente me parece interesante y con una metodología acertada este estudio en el que se administró a los mismos sujetos refrescos azucarados unos días y refrescos edulcorados otros días, sin saber ellos de qué tipo estaba tomando. Posterior a esta toma, los individuos hicieron una comida. El estudio revela que no hay cambios en las calorías ingeridas en dicha comida tras tomar los refrescos, es decir, no revela una compensación calórica posterior al edulcorante [17].
Este otro autor hace una revisión de aquellos estudios en los que los edulcorantes se toman de manera conjunta y simultánea a alimentos y concluye en su revisión que al tomar los edulcorantes junto a los alimentos no se aprecia ninguna modificación del apetito [18].
¿AUMENTAN MI PESO LOS EDULCORANTES?
Tras estas explicaciones de la fisiología que rodea a la ingesta de edulcorantes, vamos a intentar abordar una pregunta que nos podría preocupar al ingerir edulcorantes: ¿cómo afectan a nuestra composición corporal?
Para ello, comenzamos con el mismo estudio [18] que cierra el apartado anterior y que alertaba de la posible disminución del efecto termogénico con la ingesta de edulcorantes. Este estudio compara dos grupos de ratas a las que durante 10 días se les deja cada noche sin comer y antes de comer al día siguiente, a un grupo se les suministra agua con azúcar y a otras agua con sacarina, se deja pasar una hora y se les ofrece alimento sin limitación.
Concluye que ingieren más calorías y ganan más peso las ratas del grupo que tomó sacarina en la infusión previa a la comida. Unos resultados similares a los que propone este otro estudio en ratas [19].
También asocia aumento de peso a la ingesta de edulcorantes este otro interesante estudio en humanos que planteó un seguimiento de unas 5100 personas durante 9 años (3682 finalizaron) en el que un grupo debía evitar los edulcorantes mientras el otro podía tomarlos. El grupo que tomó edulcorantes presentó aumentos de peso, probablemente explicados por los efectos de ralentización del metabolismo que hemos descrito anteriormente y por la compensación calórica que estas personas hicieron al sentirse más “libres” de consumir calorías ya que los edulcorantes no se las aportaron [20].
En cambio, este otro estudio compara durante 6 meses un grupo que sólo puede tomar agua frente a otro que sólo toma bebidas edulcoradas. Ambos grupos pueden comer libremente. No encuentra diferencias significativas entre grupos [21].
Tampoco se encuentran diferencias al respecto en estos dos estudios de carácter similar a este último en el que los sujetos son conscientes de estar tomando bebidas con edulcorantes o no. De manera que podrían señalar que no hay compensaciones calóricas tras ingerir edulcorantes [22].
Este estudio en niños que durante 18 meses a un grupo le dan 250ml de limonada con azúcar y al otro 250ml de limonada con edulcorante todos los días. No recogen datos acerca de las calorías totales consumidas por cada grupo, pero evidencian disminución de peso en los niños que toman la limonada con edulcorante [23].
Similar al anterior pero con diferentes resultados es este estudio en el que durante 2 años se administra a niños obesos diariamente bebidas azucaradas frente a otro grupo de niños obesos que consumen bebidas con edulcorante. Al año de seguimiento hay una disminución de peso en el grupo de edulcorantes, pero resulta que estas diferencias desaparecen a los dos años de seguimiento [24].
Considero a resaltar el siguiente estudio que me ha llamado la atención por basar su método en personas sometidas a dieta hipocalórica para perder peso administrando agua o bebida con edulcorante cuando tuviesen sensación de hambre (ansiedad por comer).
Se evidenció que en el grupo que consumió edulcorantes al tener esta sensación de hambre hubo una media de casi 2kg más de pérdida de peso que en el grupo que tomó agua [25].
Para terminar con los estudios, citar el interés que considero tiene este que puso de manifiesto algo que ningún otro lo había hecho antes pues comparó durante 10 semanas administró a un grupo refresco con edulcorante y a otro refresco con azúcar (sin saber ellos cual tomaban) y durante la 1ª semana siguieron dieta isocalórica, las 8 siguientes dieta libre y la última semana comida sin límites.
La novedad es que además de comparar la ingesta calórica total que tuvieron, calcularon el gasto energético. Como interesantes resultados se desprenden que el aumento de la ingesta energética del grupo de refresco azucarado es mayor, pero explicándose esta por el mayor contenido calórico del refresco azucarado frente al edulcorado. Aún más novedoso fue que al medir el gasto energético, registraron un menor gasto energético en el grupo de los edulcorantes que probablemente se explicaría por el efecto termogénico del que antes hablábamos [26].
Por último, recurriremos a lo que diversos autores han recogido en revisiones y metanálisis de los últimos 10 años respecto a variaciones en el peso secundarias a ingesta de edulcorantes:
• En orden cronológico, esta revisión de 2008 recoge estudios que indican tanto un aumento de la ingesta calórica como una disminución de la misma relacionada con la toma de edulcorantes. Por tanto, no encuentran evidencia concluyente. [27]
• Este otro metanálisis de 2011 del mismo autor afirma que no hay repercusión ninguna al sustituir las bebidas azucaradas por bebidas edulcoradas en el peso de los sujetos. [28]
• Llevado a cabo en Madrid en 2014 este otro metanálisis pone de manifiesto que es necesaria más evidencia y con metodología más heterogénea pues interpreta que los resultados dispares encontrados dependen de haber seguido métodos con condicionantes muy distintos. Por lo que tampoco es concluyente con la repercusión en el peso. [29]
• Ya en 2016, y por ello lo comentaremos más, este metanálisis que recoge 90 estudios en ratas a las que se administró edulcorantes y comida sin limitación, en otros grupos se administraron agua o bebidas con azúcar. De estos 90 estudios, en 62 no hubo afectación del peso o este bajó en el grupo de la sacarina respecto a los demás. En los 28 restantes el peso aumentó en el grupo de la sacarina respecto a los demás [30].
CONCLUSIONES
Después de toda esta cantidad de evidencia tan opuesta y confusa probablemente te sientas igual de desconcertado que yo cuando me fui metiendo en la elaboración del artículo y búsqueda de bibliografía existente al respecto.
Para dar algo de luz al asunto y acabar con este juicio sin piedad que le estamos haciendo a los edulcorantes durante estas líneas, daré mi opinión personal a continuación tras todo lo leído que he intentado plasmar y compartir contigo.
Como respuesta a la primera pregunta que nos hicimos sobre si provocan saciedad los edulcorantes nos encontramos con que no desencadenan ningún mecanismo fisiológico ni nervioso ni hormonal que conduzca claramente a una saciedad post-ingesta de los mismos. Incluso hemos podido pensar que tengan un rol en el aumento del apetito aunque finalmente lo hemos descartado. Podríamos concluir que no hay evidencia que demuestre que provoquen saciedad ni aumento del apetito.
Respecto a cómo afectan a las variaciones de peso, la primera conclusión a la que deberíamos llegar es que la evidencia actual es muy amplia pero contradictoria. No es clara ni concluyente al respecto y así lo ponen de manifiesto las revisiones sistemáticas y metanálisis que hemos citado y consultado. Opino que en gran parte esta evidencia inconcluyente se debe a la heterogeneidad de metodología llevada a cabo en los distintos estudios.
Presumiblemente también tenga que ver con que algunos de los estudios más importantes son observacionales y de puro seguimiento de la población por lo que, a pesar del potencial que tienen los edulcorantes para hacer perder peso debido a su nulo aporte calórico, no se demuestra que la población use los edulcorantes buscando perder peso sino que son usados como un AÑADIDO a la dieta habitual y no como un SUSTITUTO. Es decir, más que perder peso, la población observada en estos estudios al usar los edulcorantes lo que busca es NO GANARLO.
Lo mismo ocurriría al observar a una población que en el contexto de una dieta que busque perder peso y que por mala adherencia no lo consiga, comience a tomar edulcorantes buscando en ellos la solución a perder peso pero sin hacer modificaciones reales en su ingesta calórica total o en su recuento de macronutrientes.
Para terminar, y recogiendo todo lo anterior, mi opinión personal sobre los edulcorantes es que pueden ser positivos en aquellas personas que los consuman en períodos que busquen disminuir su peso o su % de grasa corporal de cara a ayudarles con el cumplimiento de una dieta baja en calorías con productos que gracias al edulcorante reducen su cantidad de calorías.
Más allá de lo anterior, creo que los refrescos edulcorados con 0 calorías pueden ser de gran ayuda en los momentos que podamos tener ansiedad por comer o por el dulce y al consumir ese producto o refresco edulcorado bajo o nulo en calorías nos provoque una activación de los receptores TR del dulce calmando esa sensación de ansiedad y ayudándonos a aguantar hasta la próxima comida facilitando así nuestra adherencia a la dieta para nuestro objetivo [25].
Ahora que ya le hemos quitado la pistola del pecho a los edulcorantes respecto a si nos harán o no engordar, dejamos de nuevo a nuestros compañeros nutricionistas estos temas, que me perdonen la pequeña intromisión, y te traigo a mi campo para volver a darle un buen repaso a los edulcorantes: ¿provocan enfermedades digestivas? ¿Afectan de alguna manera a los diabéticos? ¿Me podrían crear algún problema cardiovascular? ¿Está relacionado su consumo con el cáncer?
¡Si tomas edulcorantes y te preocupa cómo afecten a tu salud, el próximo artículo estará listo lo antes posible para que podamos valorar a los edulcorantes como se merecen!
Referencias
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