AUTOR:ENEKO
AUTOR: IVÁN ALONSO
RÁPIDA PÉRDIDA DE PESO EN DEPORTES DE CONTACTO
Existen multitud de disciplinas deportivas que, con la finalidad de que el rendimiento dependa en su mayor parte de las habilidades técnicas, tácticas y psicológicas del deportista, establecen un sistema de categorías de peso corporal intentando equilibrar, en la medida de lo posible, el potencial físico entre los contendientes. (Burke y Cox, 2009; García-Pallarés et al. 2011; García-Pallarés et al. 2012; Langan-Evans, Close y Morton, 2011).
Para asignar a cada deportista a la categoría de peso corporal correspondiente se suele realizar un pesaje oficial las horas previas a la competición, o el día anterior. Esto lleva a muchos deportistas a realizar diferentes estrategias los días previos al evento con la intención de entrar en una categoría de peso menor en la que, teóricamente, los rivales serán más asequibles (Horswill, 1992).
¿EN QUÉ CONSISTE LA RÁPIDA PÉRDIDA DE PESO?
La rápida pérdida de peso (Rapid Weight Loss o RWL) se caracteriza por perder un 5% o más del peso corporal en menos de una semana.
A parte de buscar entrar en una categoría de peso corporal que les confiera una ventaja respecto a otros competidores, algunos deportistas realizan esta estrategia como parte de su entrenamiento mental, creyendo que les hace más duros psicológicamente. Como veremos a continuación, dicha creencia no podría alejarse más de la realidad.
En este artículo expondremos las principales prácticas que se suelen utilizar para conseguirlo, su magnitud y prevalencia, las consecuencias encontradas en la literatura científica tanto a nivel fisiológico como psicológico sobre la salud y el rendimiento y, en un próximo artículo, os expondremos algunas alternativas a esta práctica.
PRINCIPALES MÉTODOS DE RWL
La mayoría de atletas realizan una o varias de las siguientes estrategias para reducir de forma rápida su peso corporal:
Reducir la ingesta de alimentos y líquidos.
Es la estrategia más utilizada. Aunque por norma general se intenta maximizar la pérdida de grasa y mantener toda la masa muscular posible, en condiciones extremas se opta incluso por sacrificar masa muscular restringiendo la ingesta de proteínas y carbohidratos. También es frecuente el uso de complementos dietéticos para bloquear el apetito y disminuir la asimilación de grasas o carbohidratos (Kiningham & Gorenflo, 2001).
Aumentar las secreciones corporales.
Incluyen el uso de saunas húmedas o secas, realizar ejercicio con temperatura elevada o con prendas impermeables y restringir todo lo posible la ingesta de líquidos las horas previas al pesaje (Oppliger et al., 1996; Oppliger, Steen & Scott, 2003).
Aunque por norma general mediante el consumo de líquidos y sales podemos rehidratarnos con relativa rapidez, es importante señalar que alcanzar un grado de deshidratación del 2% ya afecta al rendimiento deportivo.
Una deshidratación que suponga más del 5% de nuestro peso corporal puede resultar en lesiones musculares, golpes de calor e incluso, en casos muy extremos, la muerte.
Por su parte, el uso de laxantes y el vómito intencional son otros métodos más agresivos que se utilizan los días previos al pesaje (Bauditz, Juergen, et al. Filaire, Edith, et al., 2007).
Finalmente, a pesar de ser muy peligroso y estar prohibido por la Agencia Mundial Antidopaje, el uso de agentes diuréticos es otro método frecuentemente utilizado (Cadwallader, Amy, et al., 2010), siendo la causa más común de sanción en deportes de combate (Kordi, Ramin, et al., 2009).
Aumentar la tasa metabólica del cuerpo para quemar tejidos grasos.
Otra estrategia frecuente es realizar más ejercicio los días previos al pesaje con la intención de quemar grasa corporal o incluso depletar las reservas de glucógeno, además de promover aún más la deshidratación. Lo más habitual suele ser realizar cualquier tipo de ejercicio cardiovascular, sobre todo con calor o prendas impermeables para aumentar la sudoración (Anderman et al., 2004).
PREVALENCIA Y MAGNITUD DE RWL EN DEPORTES DE COMBATE
Efectos fisiológicos y glucógeno
En diferentes trabajos se ha visto que esta pérdida rápida de peso en los deportes de contacto puede ir desde un 5% hasta un 10% del peso corporal, en una media de 7 días (Pettersson, Ekström & Berg, 2013).
Para conseguir pérdidas de peso de tal magnitud en poco tiempo, las estrategias que se realizan suelen ser bastante agresivas (métodos comentados anteriormente), pudiendo comprometer el sistema inmune, hormonal y el propio rendimiento deportivo.
Cuando el entrenamiento es intenso de por sí, el sistema inmune se ve comprometido y la susceptibilidad por caer en una situación de enfermedad es mucho mayor. Si a esto le añadimos un déficit calórico alto, el riesgo se multiplica.
En un trabajo bastante reciente que se hizo con judokas muy experimentados (Abedelemalek, Chtourou, Souissi & Tabka, 2015), se analizaron marcadores pro – inflamatorios después de 7 días de restricción calórica con objetivo de pérdida del 5%.
Lo que se vio es que la respuesta de los marcadores inflamatorios IL-6 y TNF-α estaban alterados. En otros trabajos por ejemplo, se aprecia cómo el aumento de estos mediadores puede estar relacionado con ciertas patologías, problemas metabólicos o incluso problemas cardiovasculares (Meckel et al., 2009).
Gráfico 1: Niveles de IL-6 y TNF-𝛼 antes, justo después del ejercicio y 60 minutos después. En situaciones base (puntos blancos), y con la restricción calórica (puntos negros), (Abedelemalek et al., 2015).
Como se puede apreciar en el gráfico 1, no sólo es mayor la respuesta de estos marcadores inmediatamente después del ejercicio, sino que 60 minutos después los niveles de estos marcadores en sangre (sobre todo la IL-6) siguen elevados. Se sugiere que esto puede ser debido a una situación de depleción de glucógeno y mayor daño muscular, lo que a su vez está asociado a un aumento de fatiga y descenso del rendimiento deportivo (Robson-Ansley, Milander, Collins & Noakes, 2004).
Por otro lado y en relación a la respuesta inmunitaria, la respuesta hormonal se ve alterada en estas situaciones de restricción calórica. Para ser más exactos, se ven afectadas negativamente las hormonas tiroideas, testosterona y leptina, y aumentando niveles de cortisol (Trexler, Smith-Ryan & Norton, 2014).
En el trabajo anteriormente citado (Abedelemalek et al., 2015), después de 7 días de rápida pérdida de peso, hay aumentos en los niveles de cortisol y descensos en los niveles de testosterona, antes durante y después de la simulación. Lo que nos muestra que no solamente es una respuesta aguda al ejercicio físico; estando los deportistas en un entorno catabólico durante ese periodo de tiempo:
Gráfico 2: Niveles de cortisol y testosterona antes, justo después del ejercicio y 60 minutos después. En situaciones base (puntos blancos), y con la restricción calórica (puntos negros), (Abedelemalek et al., 2015).
En otro trabajo realizado con atletas de MMA, también se dieron respuestas negativas a nivel hormonal, incluso después de haber estado 24 horas cargando después del déficit energético (Coswig, Fukuda & Del Vecchio, 2015). Estos autores concluyen diciendo que la alteración en el ratio T/C es debida al estrés orgánico y la deshidratación producida por la búsqueda una rápida pérdida de peso. En el mismo estudio, igualmente se observan elevaciones de marcadores de daño muscular como es la CK, indicando que los sujetos que pierden peso rápido, se someten a un mayor estrés muscular.
Uno de los determinantes en la respuesta de estos marcadores, sin duda, es la manipulación nutricional caracterizada por un pobre porcentaje de hidratos de carbono y la consecuente reducción en la cantidad de glucógeno muscular almacenado. Aunque se dejen 3-4 horas entre el pesaje y la propia competición, no es tiempo suficiente para repletar los depósitos de glucógeno al máximo, lo que comprometería el rendimiento de los atletas, ya que es uno de los sustratos energéticos principales en estas modalidades deportivas (Andreato, Lara, Andrade & Branco, 2017).
En el caso de los deportes de contacto que compiten el mismo día del pesaje, no sería deseable vaciar los depósitos de glucógeno (Reale, Slater & Burke, 2017).
Efectos en el rendimiento
Aunque en algunos trabajos se haya afirmado que el rendimiento de los atletas es comprometido por una rápida pérdida de peso (Trimpmann, Ööpik, Pääsuke, Medijainen & Ereline, 2008), hay trabajos más recientes que hablan de mejoras indirectas en el rendimiento.
Estos trabajos, como el de Artioli y cols. (2008), dicen que con el tiempo que hay entre el pesaje y la competición es suficiente para que el rendimiento deportivo no se vea afectado. En realidad, los resultados de estos estudios así lo muestran, pero tenemos que tener en cuenta ciertos puntos:
• Se hacen simulaciones de rendimiento.
• Los atletas no se encuentran en una situación pre-competitiva real.
• Se hacen recuentos de la comida ingerida únicamente de los últimos 2-3 días (Artiolo et al., 2008).
Viendo este tipo de estudios y leyendo las conclusiones, podríamos pensar que realizar una rápida pérdida de peso es una buena estrategia, ya que estaríamos peleando en una categoría inferior, y por tanto, partiríamos de una ventaja; pero el problema no es que se vea una reducción del rendimiento en una única prueba, el problema está en los días previos a la competición, la calidad de los entrenamientos y la poca recuperación.
Normalmente, los picos de rendimiento deportivo se suelen dar después de una etapa de sobrecarga y una siguiente recuperación (Mujika & Padilla, 2000). Hemos visto que en situaciones de entrenamiento y una alta restricción calórica e hídrica, la recuperación de los atletas se ve comprometida y el sistema inmune alterado.
Si verdaderamente contextualizamos la rápida pérdida de peso con una puesta a punto, el atleta llegará al ring con una capacidad de rendimiento menor de la que podría llegar.
En relación a la hidratación y sus efectos en el rendimiento, anteriormente hemos dejado unas pinceladas de que para llegar a dar el peso la deshidratación es una de las estrategias más utilizadas. Dependiendo del grado, método y fuente de deshidratación, tanto el rendimiento como la salud se pueden ver en una situación comprometida:
• Descenso del rendimiento aeróbico (Fogelholm, 1994).
• Descenso en el rendimiento de la fuerza y potencia, aunque en menor medida (Fogelholm, 1994).
• Descenso en el rendimiento cognitivo, y patrones de movimientos específicos de la modalidad deportiva, si hay más de un 2% de pérdida de peso corporal (Dougherty, Baker, Chow & Kenney, 2006).
Por lo tanto, una deshidratación del 2% puede ser perjudicial para el rendimiento deportivo. Si la pelea es el día siguiente al pesaje esto tiene fácil solución, pero en modalidades deportivas como es el BJJ es bastante más complicado. Principalmente, porque los líquidos y sales minerales tienen que pasar por el estómago, vaciarse y absorberse por el intestino delgado hasta llegar al torrente sanguíneo. Este proceso se puede ver afectado por el volumen y la composición del fluido que se vaya a ingerir:
• Una deshidratación superior al 3% produce un enlentecimiento del vaciado gástrico.
• De la misma manera, consumir un volumen superior a 1L enlentece más todavía el vaciado gástrico.
Por lo tanto, parece no ser muy razonable realizar una rápida pérdida de peso con una deshidratación muy acusada si la competición es próxima al pesaje.
Efectos psicológicos de la rápida pérdida de peso corporal
En cuanto a los efectos psicológicos de la rápida pérdida de peso corporal, multitud de estudios han demostrado que se produce una disminución de la concentración, la autoestima, la memoria a corto plazo y el vigor así como un considerable aumento de la confusión, la fatiga, la depresión, el aislamiento y la rabia (Degoutte, et al. 2006; Filaire, Maso, Degoutte, Jouanel y Lac, 2001; Franchini, Brito y Artioli, 2012; Torres-Luque et al., 2013; Umeda, y cols., 2004).
Todas estas alteraciones afectan de forma negativa al rendimiento deportivo:
– La falta de concentración y el excesivo estrechamiento del foco atencional puede afectar a la capacidad del atleta para discernir entre los estímulos que son relevantes y las distracciones, resultando en un mal desempeño deportivo.
– Del mismo modo, la disminución de la memoria a corto plazo puede afectar la capacidad del atleta para llevar a cabo las instrucciones que le haya dado su entrenador.
– Una baja autoestima puede conducir a pensamientos catastrofistas (voy a perder, soy peor…) especialmente contra los oponentes de alto nivel, lo cual puede suponer perder el combate.
– En cuanto a los estados de ánimo, numerosos estudios han encontrado una relación estrecha entre estos y el rendimiento deportivo (Lazarus, 2000; Ruiz y Hanin, 2004). Por ejemplo, la confusión puede fomentar estrategias de afrontamiento erróneas, así como niveles de activación inadecuados (De la Vega, Ruiz, Tejero y Rivera,2014). Por su parte, la depresión y el aislamiento pueden resultar en dificultades para hacer frente a las sesiones de entrenamiento previas a la competición. Finalmente, a pesar de que la agresividad puede ser positiva en deportes de combate, si los niveles de rabia son excesivos puede aumentar la probabilidad de cometer acciones ilegales.
Además de estos problemas, la constante atención dirigida al control de la masa corporal y la ingesta de alimentos aumenta la probabilidad de que se produzcan trastornos de la conducta alimentaria, sobre todo, en el caso de las mujeres deportistas (Filaire, Edith, et al., 2007; Fogelholm, 1994).
Aunque la relación entre el corte de peso previo a la competición y los TCA ha sido cuestionada por autores como Davis et al., (2002), quien encontró que las preocupaciones de peso de los atletas se debían exclusivamente a las demandas de la lucha libre, no debemos obviar algunos datos alarmantes.
Entre el 10-20% de los deportistas que realizan este tipo de prácticas sienten que no pueden controlarse a sí mismos mientras comen, aumentando hasta el 30-40% después de la competición (Steen & Brownell, 1990).
Igualmente, gran parte de los luchadores están preocupados por su peso y se sienten insatisfechos con su cuerpo, sobre todo, en altos niveles de competición, todo ello a pesar de que generalmente presentan un bajo porcentaje de grasa corporal (Woods, Wilson & Masland, 1988). Incluso ciertas encuestas han informado del uso de vómitos clínicos presentes en un 1,5 – 5% de los luchadores (Davis et al., 2002; Koral & Dosseville, 2009; Oppliger, Steen & Scott, 2003).
ESTRATEGIAS PARA PERDER PESO Y MANTENER EL RENDIMIENTO
Según la modalidad deportiva y el tiempo que haya entre el pesaje y el combate, se pueden utilizar estrategias de RWL para poder entrar en categorías inferiores; pero para poder realizarlo, es necesario un buen control tanto del proceso de pérdida de peso, como del proceso de recuperación posterior.
Tranquilos porque realizaremos una segunda parte hablando de las estrategias a utilizar y de los métodos de recuperación, para poder bajar de peso de manera rápida y segura, sin que haya manifestaciones negativas ni en el rendimiento, ni en la salud.
Desde Powerexplosive recomendamos no realizar pérdidas de peso agresivas sin tener bajo control todas las variables necesarias (de las que hablaremos en la siguiente parte). Así, sería más interesante realizar una pérdida de peso de manera progresiva y sin utilizar técnicas de deshidratación.
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